jueves, 4 de octubre de 2007

El conductor kamikaze

Ayer volvía a sorprendernos Alberto Ruiz-Gallardón cuando, ante la maliciosa pregunta de Carlos Francino en La Ser sobre la relación del alcalde con Esperanza Aguirre, éste respondía con una curiosa alegoría de la autopista.


En esta alegoría parecía reclamar la presencia de un guardia de circulación, para que determinara quién pasa primero.

Además de comportarse como un niñato extraordinariamente ambicioso, caprichoso, y egoísta, parece no darse cuenta de que las autopistas tienen VARIOS CARRILES. Y que además, existen normas de circulación que establecen claramente por donde se debe circular y cuáles son las normas de adelantamiento y los lugares donde no se debe hacerlo.

Con sus permanentes salidas de tono, que tanto daño hacen al partido gracias al cual hoy es alcalde, tenemos la sensación de que Ruiz-Gallardón ha ingresado a esta particular autopista en sentido contrario, convirtiéndose en un peligroso conductor kamikaze. Peligroso para sí (que es lo de menos), y para terceros (que es lo execrable de su conducta y de la de todo kamikaze).

Esperemos que la Guardia Civil lo detenga, por el bien de todos. Este gallardoneo carente de clase, de tempo y de dignidad, ya nos tiene bastante cansados a los votantes del PP.