lunes, 25 de febrero de 2008

Como un buitre

Había decidido hacer un voto cartujo de silencio, pero este individuo no para de decir bobadas y más bobadas. Bobadas con las que sigue intentando dañar al Partido Popular, a sus dirigentes (que pueden hacer sombra a sus aspiraciones), y a los votantes, que estamos hartos de este señor con un delirio de grandeza tan grande que no entra en el Palacio de Telecomunicaciones, ni en toda la ciudad de Madrid.

Primero, cual niñato caprichoso que se acaba de quedar sin postre, nos amenazó con dejar la política a partir del 10 de marzo de 2008. Como él daba por seguro que iría en las listas de diputados del PP por Madrid -algo que el más elemental sentido común descartaba por haber sido reelecto como alcalde 8 meses antes- y no salió como él deseaba, se ha dedicado a patalear demostrando un grado de histeria y frustración sólo comparables a la de su mentor Fraga cuando no fue electo presidente de gobierno por el Rey para liderar la Transición. Curioso, pero una vez más aplica el viejo refrán: "de tal palo, tal astilla". Sólo que Fraga supo guardar las formas, y reservó la pataleta para su familia y amigos.

Pero el alcalde de Madrid es imposible. Al ver que su caprichín sólo generaba "efectos" en los medios de comunicación, pero no así dentro de las filas del PP, ni mucho menos dentro de sus votantes, el niñato ha decidido volver por soleares.

Y se me antoja que su regreso es como el de un buitre. Tal vez había apostado a que Rajoy perdería estrepitosamente las elecciones, y el ver que hoy pelea cabeza a cabeza en las encuestas tal vez le hagan sentir que puede perder la oportunidad de formar parte del triunfo.

Tal vez haya pensado que si Rajoy pierde, es mejor estar cerca para presentarse como la "única alternativa" que tendría el PP frente a la derrota.

Pero siempre incordiando, haciendo el mal, intrigando y haciendo daño.

Primero al permitir al PSOE y sus medios de difusión que utilizaran su "despecho" como arma contra el PP. Así están desde el 15 de enero, sin que Gallardón haya hecho ni un amague para frenar dichos ataques. Cualquier persona con un mínimo de lealtad hacia su partido les habría mandado callar, con gestos y con palabras claras y contundentes. Pero él no: prefiere alimentar a los adversarios de su partido.

Luego siguió la insidia -captada por todos- de sus palabras sobre "doña Cuaresma" derrotando a don Carnal. Palabras ruines y nada caballerescas, muy poco dignas de alguien que tiene tan alto concepto de si mismo, como Alberto Ruiz-Gallardón tiene de Alberto Ruiz-Gallardón.

Y ahora sigue con declaraciones al diario ABC, en las que dice que no tiene rencor, mientras sus palabras rezuman rencor, y hacen acusaciones veladas sobre los "responsables" de su exclusión de las listas, porque -como cobarde que es- no se atreve a dar nombres.

Eso si: se emociona al recordar la llamada de apoyo de Gabriel García-Márquez. ¿Le habrá llamado también Fidel Castro?


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya estabais mucho tiempo callados.
Hay que hacerle cumplir las amenazas. Os propongo que iniciéis una campaña para presionarlo y que cumpla su amenaza de retirarse de la política.

Haroldo dijo...

Son los caprichos de uno que se creyó más grande que Jesús y la realidad le está demostrando que no es nadie.
Tocará muchas narices, pero sigue fuera de las listas y sigue dando un espectáculo lamentable.

Anónimo dijo...

juas si que tiene cara de buitre

Anónimo dijo...

http://blogs.20minutos.es/animalesenadopcion/post/2008/02/27/candidato-la-alcaldaaa-talavera-y-matagatos

despues de ver lo que he visto, creo que Gallardon es un mal menor, si no hay expulsion inmediate y denuncia para ese hijo de la gran puta, el PP es un partido de maltratadores y no merece ni tan siquiera existir

Aleon dijo...

Uf, anónimo... tal vez sea como digas, pero yo también leí el artículo esta mañana, y el PP de Talavera lo ha expulsado.

¿El PSOE acaso ha expulsado a su dirigente político CONDENADO POR MALOS TRATOS A SU MUJER?

Porque matar gatitos está muy mal, pero pegarle a la esposa está mucho peor.