lunes, 31 de marzo de 2008

El alcalde es la monda

Parece que a Alberto Ruiz-Gallardón hace unos meses que se le viene dando por el histrionismo rayano en la tragicomedia.


Primero lagrimeaba -cual Boabdil- cuando no fue incluido en las listas de diputados del Partido Popular. De nada valieron las razones de peso aplastante esgrimidas por Rajoy: que debía cumplir con el mandato conferido por los ciudadanos madrileños apenas 9 meses antes, para que fuera su alcalde durante 4 años. La pataleta fue amplificada hasta el artazgo por los medios de comunicación que, por hacerle un favor, lo terminaron convirtiendo en una especie de Boabdil que lloró como nenazas lo que no fue capaz de conseguir con lealtad e inteligencia.

Nos hizo ilusionar a varios (temer a algunos) con sus amenazas de abandonar la política debido a lo "dolido" que estaba. Obviamente, no cumplió su palabra.

Luego volvió a amenazar con retirarse de la política si se le impedía llevar a cabo su controvertido -aunque deseado- proyecto del eje Prado-Recoletos. No lo pararían ni baronesas encadenadas a árboles, ni presidentas de comunidad invocando potestades compartidas. El "compromiso" asumido con el pueblo de Madrid (que 2 meses antes se lo pasaba por el arco del triunfo), ahora era su más firme parapeto.

Luego nos soltó un globo sonda de manera bastante sibilina, cuando "dejó" que la hasta entonces perfecta desconocida de María Cristina Castro le intentara echar un pulso a Mariano Rajoy, al proponerse sola, sin que nadie la conociera, y sin contar con ninguna clase de apoyo, como alternativa a Mariano Rajoy para el próximo congreso del Partido Popular. La pobrecilla -gallardonita confesa- hizo un ridículo espantoso, para terminar retirando su absurda autopostulación.

Pero no contento con ello, decidió echarle un órdago a la Presidenta de la Comunidad de Madrid diciendo que la ciudad de Madrid tiene competencias plenas y absolutas en temas de urbanismo, y que su proyecto del eje Prado-Recoletos se hará sí o sí, sin respaldo de la Comunidad si es necesario. Ni impacto ambiental, ni pamplinas. Lo hará por sus "santos ratones", vamos.

¿Y qué sucedió? Pues lo que les suele suceder a los prepotentes:




En fin, Alberto... parece que estás más que amortizado... Que sigan los éxitos...