Es lo que le costará al Ayuntamiento de Madrid la reubicación de los "superchirimbolos" de Gallardón. Hay alrededor de 200 instalados, pero aproximadamente un 20% tendrán que ser reubicados, y el coste calculado por el ayuntamiento es de 30 millones de euros (5.000 millones de pesetas).
Los armatostes de publicidad tienen un gran problema: su tamaño de 2 metros de ancho por 3 de alto que tapan las vistas desde las casas vecinas y constituyen un obstáculo para los transeuntes.
El mayor de los problemas, su tamaño, dos metros de ancho por tres de alto en el caso de las más populares, que tapan las vistas desde sus casas a algunos vecinos y se convierten en un obstáculo, casi insalvable, para los transeúntes.

Los 30 millones de euros aparentemente saldrán de rebajarles el canon que la UTE adjudicataria de los chirimbolos, Clear Channel-Cemusa, debe pagarle al ayuntamiento. En vez de pagar 160.617.378,60 euros, la empresa adjudicataria desembolsará únicamente 130 millones de euros por el contrato de explotación durante 10 años.
Estos chirimbolos fueron la piedra del escándalo porque Gallardón adjudicó la instalación y explotación de los mismos a una empresa que quedó segunda, ofreciendo 70 millones de euros menos que la que quedó primera, Viacom (su oferta fue de 233.176.663,73 euros). Ahora, con la rebaja -producto de los malos cálculos y previsiones de Clear Channel-Cemusa y del Ayuntamiento- el precio final será de 100 millones menos que Viacom.

Si la razón fundamental para instalar estos mamotretos es RECAUDAR dinero (y suponemos que aliviar la presión fiscal sobre los madrileños), no se entiende por qué se adjudica este negocio a quien paga casi la mitad de lo ofertado por otra empresa. Salvo que existan motivos "ocultos". Como ciudadanos -que pagamos impuestos- queremos saber por qué se juega así con nuestro dinero y con nuestro bienestar.
¿Así administra la ciudad de Madrid su alcalde?